A lo largo de nuestra vida, en raras ocasiones podemos conseguir las metas que nos proponemos sin una planificación y una preparación previas.
Y nuestras empresas no son una excepción. Recoger frutos en 2016 necesita de un plan pensado, trazado e iniciado con antelación. ¿Y cuándo es el mejor momento de empezar? Pues justo ahora, en el último trimestre de 2015. Sabemos que no es fácil; por defecto y debido normalmente al stress del cierre del año o al cansancio acumulado, solemos posponer la estrategia de un año al inicio de ese año, perdiendo la gran oportunidad de anticiparnos para garantizar la consecución de los objetivos. Parece que con las campanadas y el comienzo del nuevo año es más fácil plantear nuevos propósitos, pero, lamentablemente, en muchos casos, cuando hablamos de estrategia empresarial, esta decisión no hace más que abocarnos a una mayor dificultad para alcanzar los resultados anhelados.
Está claro que no todo se puede anticipar pero hoy os invitamos a pensar en aquello que sí lo es:
- ¿Tenemos el talento que necesitamos para los retos que se avecinan? No creo que sea momento de comentar cuánto han cambiado los retos empresariales en los últimos años; estos, a su vez, provocan una necesidad continua de valorar qué competencias son necesarias para afrontarlos con éxito. Obviamente, esta adaptación constante a habilidades y costes nos lleva a reajustar, también constantemente, nuestra plantilla. ¿Has pensado ya qué necesitas y qué no? ¿Has pensado cómo lo vas a gestionar? ¿Tienes un plan de incorporaciones y otro de salidas?
- ¿Ayudamos al talento a crecer? ¿Puedes definir qué es talento para ti? Para nosotros, el talento es poner en valor lo que cada uno sabe, quiere y puede. Tres elementos clave para tener en cuenta:
- ¿Lo tienen? Si la respuesta es no, es probable que tengamos que volver al punto uno y decidir si tienen cabida en el proyecto o no.
- ¿Quieren? Es decir, ¿se sienten comprometidos? Exactamente en este punto es donde fallan la mayoría de las estrategias, ya que, si uno no quiere, nada ocurre.
- Y, por último, pero no menos importante, ¿tienen el entorno necesario para mostrarlo? ¿Cuál es la cultura de tu organización? Si la respuesta es: “Necesitamos mejorar”, creo que necesito recordarte que un hábito necesita 21 días para modificarse pero cambiar una cultura ¡cuesta años!
- ¿Tienen nuestros managers las habilidades que necesitamos para ayudar a crecer el talento? Todos sabemos que la mayoría de las personas abandonan las empresas debido a su jefe. Es, precisamente, en los hábitos de gestionar el equipo, la adaptación al cambio, la comunicación, etc. donde se marca la gran diferencia para crear ese entorno que haga brillar el talento de nuestros empleados y conduzca nuestros resultados al éxito. ¿Pero de verdad pensamos que esto puede surgir si no invertimos en ellos? Piensa, ¿qué hábitos necesitas potenciar para crear este contexto de alto rendimiento?
Muchas preguntas a las que probablemente tienes respuesta pero, ¿tienes un plan? Si la respuesta es “sí”, ¡felicidades!; si es “no”, ayer era el momento de empezar pero hoy es mejor que mañana.
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