Abandonar tu país es duro más aún cuando lo haces por obligación, porque no hay más opción si quieres seguir vivo. Es una sensación de vacío que muy poca gente puede llegar a comprender. Empatizar al cien por cien estas situaciones tan extremas no es tarea fácil. No dejas atrás tu país por decisión propia, para crecer como persona o profesionalmente, ni para vivir experiencias o conocer mundo, sino que una guerra que está dejando miles de muertos te lo impone. Dejas atrás tu país para empezar una vida desde cero, sin recursos, en otra cultura y con otra lengua y sabiendo que, probablemente, jamás vuelvas a la tierra que te vio crecer ni recuperes la vida que tenías.
Esto es lo que le ha pasado (y sigue pasando) a más de cuatro millones de refugiados sirios que han visto desvanecer su vida ante sus ojos sin poder hacer nada para salvar esa situación. Cuatro millones de personas que han vivido una guerra de más de cuatro años, donde han perdido la vida más de 200.000 mil personas y donde se han destruido ciudades enteras.
Estamos viviendo la peor crisis de refugiados, el mayor movimiento de personas, desde la Segunda Guerra Mundial. La desesperación hace que cualquier destino sea mejor que la tierra que les ha visto crecer: países de Oriente Medio, norte de África o Europa, donde entra en juego España, uno de los países del viejo continente donde es más difícil solicitar asilo político. Pese a esto y a la dificultad para llegar a nuestro país por la ruta extremadamente peligrosa que deben pasar para llegar hasta aquí, más de 5.500 refugiados nos han realizado peticiones de amparo, una cifra muy baja si la comparamos con países vecinos como Alemania, Suecia o Serbia.
Conseguir el permiso de residencia y un trabajo son los dos objetivos principales de los refugiados sirios para poder comenzar a construir una nueva vida en un país a miles de kilómetros de su casa. Una nueva vida con la que consigan esa estabilidad y tranquilidad que la corrupción, la captura política, la violación de derechos humanos y la desigualdad destruyeron en un abrir y cerrar de ojos.
Un conflicto armado con cifras alarmantes, que provoca que sea imposible llegar a unos dos millones de niños que viven en regiones de Siria para prestarles ayuda humanitaria debido a los combates.
Es una situación ante la que no podemos quedarnos con los brazos cruzados. Todos los días 6.000 sirios huyen del sangriento conflicto arriesgando su vida para refugiarse en otros países, donde poder encontrar un lugar que les ofrezca derechos básicos, lo que se traduce en que más del 50 por ciento de la población siria está en situación de desplazamiento.
Por todo lo anterior, desde Adecco vamos a poner en marcha un conjunto de acciones e iniciativas, que involucren también a otras empresas e instituciones, con el fin de ayudar al mayor número de refugiados. La primera de ellas tendrá lugar hoy lunes a través de nuestro programa corporativo intenacional Win4Youth: una iniciativa solidaria con la que Adecco ayuda anualmente a los jóvenes más desfavorecidos. Este año y viendo la necesidad de la población Siria, desde Adecco hemos establecido un plan de ayuda para recaudar fondos para los refugiados. Para ello, los 31.000 empleados que somos en Adecco en todo el mundo, 1.600 en España, realizaremos actividades deportivas de manera simultánea en las principales ciudades del mundo, para sumar kilómetros y transformarlos en 100.000 euros de ayuda directa a los refugiados.
Adecco está comprometido con la población siria.
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