¿Cuál es la responsabilidad del departamento de formación? ¿Su principal tarea? Sí, la respuesta parece obvia: el trabajo del departamento de formación es detectar las necesidades de formación de los profesionales de la organización y seleccionar la mejor forma de cubrirlas. Es obvia. Parece obvia… en la teoría.
Sin embargo, cuando nos acercamos a la realidad de muchas organizaciones lo que nos encontramos puede ser diferente. Algunos departamentos de formación más que departamentos de identificación y resolución de necesidades, se parecen más a grandes almacenes de productos –en este caso, cursos-. Todos ellos cuentan con un LM rebosante de opciones, de cursos disponibles para poder atender cualquier demanda de su gente. Con tan amplia oferta, sus empleados han de tener cualquier necesidad cubierta; basta con que accedan al LMS y elijan un curso del amplio catálogo de miles de cursos disponibles…
La idea de “rellenar” nuestro LMS con múltiples contenidos experimentada en los últimos años era que a nosotros, los de formación, la formación no nos diera trabajo… ¡¡Bastante esfuerzo habíamos dedicado ya a configurar y aprender a utilizar un LMS!! Habemus plataforma y la dotamos de contenido para que los empleados puedan elegir, ¿qué más cabe pedirnos?
Respuesta a la gallega. Visto así, si son los propios colaboradores los que han de busca y seleccionar por sí mismos la formación disponible, ¿qué aportamos como profesionales de la formación? ¿Para qué somos necesarios en una organización? ¿Dónde está nuestro valor añadido?
Volvemos al principio de esta reflexión: el trabajo del departamento de formación es detectar las necesidades de formación de los profesionales de la organización y seleccionar la mejor forma de cubrirlas. Dicho de otro modo, es un trabajo de asesoramiento y de consultoría. No es responsabilidad de los empleados elegir los cursos que necesitan sino nuestra. Nosotros somos los encargados de cribarles la oferta y ofrecerles la mejor alternativa para cada una de las habilidades a desarrollar. Aquí radica nuestro aporte de valor: en ayudar a detectar e identificar las áreas de mejora de cada profesional y en proponerle la mejor forma de trabajarlas.
Así que no se trata de poner a su disposición un catálogo de miles de cursos, de abrirles la puerta de un gran almacén para que sean ellos mismos los que busquen y encuentren aquello que necesiten, sino de ofrecerles un servicio de boutique, donde, en función de sus áreas de mejora, les vamos a brindar la opción que más se ajuste a ellas, les vamos a proponer cursos que son verdaderamente útiles para su desarrollo personal y su desempeño profesional.
Porque, además, el gran almacén de contenidos ya existe, se llama Internet. No tiene ningún sentido que convirtamos nuestro LMS en una copia, porque eso no es más que un desperdicio de recursos, ya que siempre será una copia de las “malas”. En Internet existe la posibilidad de localizar contenidos magníficos, en diversos formatos y de forma gratuita. ¿Cómo competir con esto? La estrategia de la cantidad no parece la más adecuada. Jamás podremos competir en cantidad con el universo Internet, por tanto sólo nos queda un camino: el de la oferta especializada. Priorizemos, por tanto, tiempo y recursos y focalicémonos en aquellas tareas que verdaderamente aportan valor. El objetivo del departamento de formación debe ser, primero, el de investigar, localizar, evaluar y validar los mejores cursos existentes para cada una de las necesidades de la empresa. Hacer ese encaje entre la oferta disponible y los requerimientos de la organización es la principal –y hasta diría- que única tarea del departamento de formación. ¿Nos quedará ya claro de una vez por todas?
4 comentarios en «Formación Corporativa: ¿un gran almacén o una boutique de contenidos a medida?»
hola solo queria decir que este articulo es muy flojito. los teneis mejores
gracias
Me parece una reflexión muy valiente. Creo que es algo que todos sabemos pero que no nos atrevemos a reconocer. Enhorabuena!
Pues no estoy de acuerdo con Concha. Como Francisco creo que es una realidad que nos encontramos en muchísimas empresas, que cumplen el expediente pero no se preocupan de verdad del desarrollo de talento con formación de altura, calidad y lo suficientemente atractiva para que los empleados inviertan tiempo y ganas en realizarla
¿Cuanta gente opina que tiene un plan de formación estupendo en su empresa porque pone a disposición de sus alumnos centenares, si no miles de cursos?
¿Y cuanta gente en la empresa realmente encuentra útil tener a su disposición miles de cursos?
Creo que es una etapa que deberíamos empezar a superar ya. Estoy completamente de acuerdo con este artículo.
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