5 de noviembre de 2024
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¿La formación actual nos ayuda ser mejores?

Nos pasamos la vida formándonos. Nuestra familia, la sociedad, nuestra propia conciencia nos dicen que formarnos es lo mejor para nosotros, que debemos aprender más, acumular más conocimiento. Colegio, instituto, universidad, másters, cursos de reciclaje, talleres… Una vida entre centros formativos. 

¿De verdad es útil toda esa formación? Yo creo que no. Al menos, no tal y como está planteada actualmente.

Detente un segundo a pensar, ¿qué quieres en tu vida?

La inmensa mayoría de las personas responden “ser feliz”. Del resto, muchos dicen “salud”, “dinero” o “amor”, como aquella canción. Otros dan respuestas más prosaicas, como “dormir mejor”, “disfrutar más del sexo” o “pasar más tiempo con mis hijos”. Nadie responde “N hacer integrales con maestría” ni “dominar las técnicas del e-mail marketing. O parafraseando a un amigo, nadie puso en su epitafio: “Ojalá hubiera pasado más tiempo haciendo cursos”.

El ser humano pasa su vida formándose y buscando la felicidad. Y, sin embargo, rara vez esas dos búsquedas se unen. ¿O conoces algún curso sobre cómo ser feliz? Al menos yo en la universidad no tuve ninguna asignatura sobre ello. 

Y resulta curioso, ya que está comprobado que las personas felices rinden en torno a un 40% más  en su trabajo, además de estar más a gusto con sus vidas, según un estudio de iOpener Institute (https://www.iopenerinstitute.com/thescienceofhappinessatwork%E2%84%A2.aspx). Es decir, que la felicidad no es sólo buena para ti como ser humano, sino que es buena para tu empresa, para tus compañeros, para tu jefe… ¿por qué, entonces, no invertir en ello? 

Tal vez por eso, cuando me planteé emprender de nuevo, quise cubrir esa necesidad que yo mismo había experimentado, de recorrer caminos que nos ayuden a encontrar la felicidad y el equilibrio personal. Y para servir de apoyo en ese recorrido fundé SAMASTAH (www.samastah.com), un nuevo proyecto que busca ayudar a las personas a alcanzar una mejor versión de sí mismos, permitiéndoles mejorar en todas las áreas de su vida en función de sus necesidades. 

Fue en mi propia búsqueda personal, tras un accidente de moto que me llevó más de 2 años de recuperación, cuando tuve que ir aprendiendo herramientas útiles para mi cuerpo, mente y espíritu. 

Por supuesto no fue fácil, dar con un sistema de formación adecuado, ya que la ausencia de temas emocionales no es la única carencia del sistema de aprendizaje tradicional. En general, toda nuestra educación está orientada a exámenes y pruebas: debes adquirir un cierto número de conocimientos en un tiempo limitado, para demostrar que los conoces en una evaluación final. Es un sistema lineal en el que no hay retroalimentación, y que da lugar al llamado “efecto cerilla” por el cual el entusiasmo y los conocimientos inherentes a una formación te inundan durante un breve periodo de tiempo, para retirarse después entre cenizas. 

Piensa, por un momento, en cómo se hacía manualmente una división por dos dividendos, o una raíz cuadrada. Muy posiblemente no lo recuerdes, o te cueste varios minutos ser capaz de hacerlo bien. ¿Cuántas horas dedicaste a ese aprendizaje durante tu infancia? ¿De qué ha servido todo aquel tiempo invertido? 

Y, si lo piensas, te ocurrirá lo mismo con conocimientos adquiridos a lo largo de tu vida: teorías físicas, fechas históricas, estrategias comerciales… Los aprendiste con mucho esfuerzo y, tras dejar constancia de ello en un examen, los olvidaste. 

¿Qué sentido tendría llevar a cabo este mismo método cuando se intenta ayudar a la gente a ser más feliz? Imagina una persona que encuentra por fin el secreto para tener la mejor relación de pareja concebible, y que tras acabar la formación vuelve a tener conflictos en su matrimonio y termina por divorciarse. Sería una ridiculez. 

Era algo que quería evitar a toda costa, y por eso intenté enfocarlo de otra forma. ¿Cuáles son las cosas que tenemos interiorizadas en nuestra vida, que repetimos diariamente casi sin pensarlo? Los hábitos, buenos y malos. 

Por lo tanto, el objetivo de SAMASTAH no es dar formación, sino contribuir a implantar hábitos. Los distintos caminos que sigue un usuario en la plataforma (los planes online de mejora personal, o el método SELF para directivos) utilizan una metodología que poco a poco va integrando en la vida del individuo hábitos saludables que perduran en el tiempo. Al venir del mundo de la tecnología lo diseñamos para que fuera online, para de esta forma poder ayudar a muchas más personas, además aplicando tendencias innovadoras como la “gamificacion” o análisis de datos. 

Así, buscando formar en lo que de verdaderamente importa, y de manera eficaz y permanente, se puede alcanzar un tipo de formación diferente, nueva, más humana y más evolucionada que se adapte realmente a las necesidades de una sociedad que demanda, cada vez más, herramientas de vida y no de trabajo.

 Es algo que, con el tiempo, tal vez se extienda hasta ser la norma, como sería deseable, logrando que nuestras empresas sean más eficientes gracias a empleados más felices y mejor formados. 

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2 comentarios en «¿La formación actual nos ayuda ser mejores?»

  1. lanzo una gran interrogación, una pregunta en voz alta ante los elementos online interactivos:
    ¿ es un camino la cibernetica para hacernos mejores?
    Soy algo mayor, y puede ser que incluso anticuada, para mi la interacción es en la relación, en presencia del otro/a, alejando la tecnología, haciendo contacto con lo humano, ahora, en la distancia corta, donde el tacto, y los sentidos son de carne y hueso. La calidez de una mirada, el olor, el tacto, y las sensaciones que me despierta el contacto.

    ¿Para qué alejarnos tanto y vender con tanto ahinco las Tic?

  2. Estimado Angel, Por nuestra experiencia con equipos deportivos y empresariales aquellos que generan un rendimiento más alto, tienen una percepción más alta de su propia felicidad. Digamos que la variable productividad es causa y no consecuencia de la variable felicidad, sin olvidar que esta segunda es tremendamente difícil evaluar en términos objetivos. Un cordial saludo Juanjo Martin

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