Tener buenos productos aumenta sin duda la probabilidad de que nuestro negocio sea exitoso, ¿pero es suficiente? Sabemos que no, se necesitan conocimientos técnicos de cómo operar eficientemente en el mercado para alcanzar nuestros resultados.
Pero aún así no es suficiente. Un buen liderazgo es clave, como también un grupo de profesionales que pueda relacionarse de forma efectiva en el tiempo.
La bibliografía que trata de encontrar fórmulas y respuestas a los factores humanos que afectan el funcionamiento de las empresas no es poca. Desde hace algunos años se ha comenzado a trabajar desde una nueva perspectiva en la forma de entender estos procesos humanos. Gracias a la información que nos llega de las neurociencias, estamos empezando a comprender mejor como nos relacionamos en el ámbito empresarial y en las organizaciones en general.
Este nuevo campo se denomina «Neuromanagement» y dentro de él nos referimos específicamente al «Neuroliderazgo». El término fue acuñado por el Dr. David Rock en 2008 y él ha sido el fundador y el actual director del Neuroleadership Institute, del cual formo parte.
¿Cuántos cerebros tenemos? Pregunta extraña, ¿no?, pero la información que nos llega nos ha hecho entender que podemos identificar diferentes estructuras con funciones muy definidas y que no se limitan a nuestra cabeza. Solo comentar que tenemos un cerebro que podemos definir como racional y varios más donde las emociones son las que gobiernan. Que nuestras tripas tienen células cerebrales como también nuestro corazón. En mi trabajo con líderes de distintas culturas he podido comprobar que esta información no les resulta novedosa. Por el contrario, solo estoy validando algo que ya sabían de su práctica laboral. También he comprobado que para definir estrategias es el cerebro racional el que dirige; y para poder empatizar y relacionarse en forma productiva con el equipo o con los clientes se debe hacer uso de los cerebros emocionales; pero para poder tomar decisiones que carecen de un soporte racional, en otras palabras, correr riesgos, solo nuestras tripas nos pueden ayudar.
El neuroliderazgo está arrojando luz sobre cómo funcionamos en el ámbito laboral; cómo es el proceso de comunicación efectiva; por qué reaccionamos de una u otra manera bajo presión, cómo saber involucrar a mi equipo para conseguir mejores resultados y qué estrategias aplicar para superar las barreras emocionales que no nos dejan llegar a nuestros objetivos.
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