¿Necesitamos nuevos líderes para la era digital?

De las ofertas de trabajo que se publican últimamente, un 25% buscan directivos de primer nivel y emprendedores para liderar la puesta en marcha de un negocio nuevo o de una filial española para un negocio digital.

Los estudios ponen de manifiesto  que estamos muy lejos de estar preparados para este nuevo desafío. The Economist prevé que una de cada tres compañías desaparezca antes de 2020 por no ser capaz de seguir el ritmo de los cambios tecnológicos. Tendencias como el cloud computing, el big data o la movilidad provocan que el futuro lugar de trabajo esté en cambio constante y plantean un escenario en el que solo el 29% de los líderes empresariales europeos afirma ser capaz de rediseñar rápidamente los procesos de negocio de su organización para incorporar los cambios necesarios¹.

Entender cómo afecta la digitalización a las empresas no implica que los líderes conozcan la última “app” del mercado tecnológico, pero sí es imprescindible que los equipos directivos tengan la capacidad de entender cómo las tecnologías afectan al negocio, a las relaciones establecidas interna y externamente, a la logística, al márketing…es decir, a toda la cadena de valor de la empresa. Y esto exige un cambio de mentalidad bastante revolucionaria para poder “reinventarse”.

Transformación digital no es sólo un sitio web y una campaña de marketing atractiva; más importante, se trata enteramente de crear nuevas oportunidades de negocio² y el entorno adecuado en sus empresas para llevarlas a cabo.

Nuevos modelos de negocio o de operación están desintermediando las actuales relaciones de cliente-proveedor y la nueva economía colaborativa obliga a instaurar una nueva mentalidad para seguir siendo competitivo en el mercado³. Oponerse a ello es como poner las manos para detener un tsunami: ¿BMW dejará de vender coches porque la economía colaborativa impulse a compartirlos?. No, pero ya es plenamente consciente del cambio de paradigma desde hace unos años y posee una nueva línea de negocio (“carsharing”), que le permite competir en la nueva era, en lugar de enfrentarse a ella.

¿Qué competencias necesita el “líder digital”?

El “líder digital” debe entender cómo los nuevos paradigmas económicos afectan a su negocio y preparar a la Organización -estrategia, estructura, procesos y personas-, para asumir dichos retos. Nada nuevo respecto a cualquier líder en otros momentos de la historia. Pero la “Edad Colaborativa”³, exige que los líderes, además, reúnan otra serie de competencias. 

Las principales competencias que debe tener el líder digital van dirigidas a fomentar los valores que determinan esta nueva sociedad inteligente, colaborativa y global: la colaboración, la innovación, la transparencia, la inmediatez, la flexibilidad, la apertura a las opiniones de los consumidores y de los empleados y la adaptabilidad constantes

Visión estratégica de cambio: implicaría ser capaz de ver cómo la nueva economía digital obliga a cambiar modelos de negocio. Es la capacidad de generar una cultura de cambio que haga que la Organización tome el cambio como oportunidad, como la forma habitual de funcionar en el día a día.

Estilo colaborativo: La capacidad de comunicar y de crear ambientes de transparencia, de estilos colaborativos de liderazgo que fomenten la coordinación entre las diferentes áreas de la empresa, e incluso multiempresa, impulsando la colaboración de todos los empleados, clientes, accionistas, etc. Esta competencia se vuelve imprescindible en la economía colaborativa, en la que los clientes y los empleados son “prosumidores”³ (consumidores y productores a la vez), quieren participar, opinar e incluso decidir respecto al producto, a la publicidad, a la logística de entrega, etc.

Conciencia de responsabilidad social: la “sociedad inteligente” tiene altas expectativas respecto a la responsabilidad social de las empresas. Las personas desean pertenecer y desean seguir a empresas que apuesten por la sostenibilidad, por la búsqueda de la calidad de vida y el medio ambiente, con impacto en “mejorar el mundo”… y de eso depende nuestro “Employer Branding” y la capacidad de atraer a los mejores y motivarles para que se queden.

Gestión de la diversidad: operamos en mercados globales, necesitamos políticas globales y líderes que sepan gestionar empleados multiculturales, de diferentes generaciones, etc. De otro modo, no podremos dar respuesta a los clientes que pueden surgir en cualquier lugar del planeta, a segmentos de población con cultura o edades diferentes o a las necesidades dispares entre las diversas generaciones a las que nuestro negocio podría llegar.

Es hora de actuar: identificar aquellos posibles líderes de nuestra empresa con las competencias necesarias para tomar las riendas en este entorno y preparar a los demás para que apoyen el cambio. Como decíamos al principio, oponerse a ello es como poner las manos para detener un tsunami.