En las empresas españolas encontramos frecuentemente a muchos directores que tienen amplios conocimientos técnicos en su área, pero tienen muy poca formación en la dirección de personas. Un gran número de profesionales creen que liderar equipos es una cuestión de simple sentido común, pero no es cierto; esta capacidad puede y debe ser entrenada.
Para Gonzalo Martínez de Miguel, Director General de INFOVA: «El líder del equipo es el responsable de su funcionamiento. Entre otras razones, porque debe tener la capacidad de elegir a las personas adecuadas y saber rodearse de los profesionales mas convenientes para hacerlo funcionar. Dirigir es conducir, es una cuestión de equilibrio dinámico, de acertar con la dosis y hacer ajustes continuos”.
En el mundo de las organizaciones hay pocas respuestas efectivas que tengan validez universal, para cualquier equipo en cualquier situación, pero si hay una serie de consideraciones efectivas a la hora de dirigir personas.
Saber cuidar el vínculo con integrantes del equipo: Quizás el factor más importante para que un equipo desarrolle todo su potencial y marque la diferencia sea la calidad del vínculo entre los miembros del equipo, la honestidad con ellos mismos y su madurez.
El vínculo no surge por casualidad. O si. La labor de quien dirige es asegurarse de que se nexo que mantiene unidas a las personas y se crea de forma sólida.
La calidad del vínculo va a afectar a procesos tan importantes como la motivación, el sentimiento de pertenencia, la comunicación y la gestión de los conflictos internos.
Aprovechar la diversidad: La diversidad es fuente de ventajas para el equipo, los mejores equipos suelen ser dispares en género, en edades, en formaciones y en puntos de vista. Hacer equipos demasiado homogéneos es una forma de empobrecerlos. El director general de INFOVA explica que “lamentablemente en estos momentos la aceptación de esta diversidad, como fuente de valor para muchos directivos, es más teoría que algo realmente incorporado en su forma de pensar y actuar”.
El respeto a la diversidad sugiere que, asumiendo una línea base de comportamiento común, debemos tratar a los colaboradores del mismo modo, es decir, a cada uno de una forma diferente”.
Gestionar los conflictos internos: En muchas ocasiones integrantes del equipo generan conflictos, este tipo de colaboradores necesitan claridad y firmeza y el director debe saber dársela. A muchos profesionales les falta información clara sobre cómo son percibidos por el resto del equipo. Por tanto, lo primero que debe saber hacer el líder, es ser claro con este tipo de colaboradores, aclarar expectativas y explicar las consecuencias de mantener cierta actitud. También debe ser consciente que si llega a la convicción de que una persona del equipo no es la adecuada, es su responsabilidad cambiarla.
Saber acompañar el cambio personal de sus colaboradores: Un directivo también ha de tener presente que las personas, igual que las situaciones, cambian con el paso del tiempo. Los colaboradores no son los mismos con 25 años que con 35, merece la pena estar atento a estos cambios, anticiparse y adaptar la forma de actuar y dirigir en función de la evolución de sus colaboradores.
«Las personas se agrupan en empresas para alcanzar objetivos que trabajando solas no podrían conseguir. Da igual lo bueno que un profesional sea técnicamente en su área, si no sabe trabajar con otros nunca será un gran profesional. Formar parte de una empresa y no trabajar en equipo es un sin sentido. No hay ninguna compañía en el mundo en la que todos los equipos funcionen a la perfección, pero cuanto más se apueste por que sus integrantes aprendan a ser un equipo y sus responsables se formen para dirigir personas, habrá más probabilidades de éxito, al conseguir una empresa más sólida, y menos recursos perdidos», concluye el director general de INFOVA.
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