¿Creéis que llegará a buen término la implantación de un Sistema de Gestión sin el apoyo de la Dirección de la organización? Supongo que estaréis de acuerdo conmigo, si afirmo que nada es posible dentro de una organización sin el total apoyo e implicación de su Dirección, incluyendo la implantación y mantenimiento de un Sistema de Gestión de Calidad.
Cuando una organización decide implantar un Sistema de Gestión es muy importante que la Dirección de la organización esté convencida del paso que va a dar, y sea consciente de que los beneficios llegarán siempre y cuando toda la organización esté remando en la misma dirección. Para llegar a buen puerto es indispensable que haya una verdadera implicación por parte de toda la organización, teniendo que ser la Dirección de la misma un ejemplo a seguir para todo el personal.
No cabe duda de que los trabajadores de la organización se implicarán más desde el comienzo, si ven a la Dirección implicada también. Si desde arriba no hay un compromiso firme y tangible, difícilmente los trabajadores creerán que su trabajo vale la pena y se limitarán al mínimo esfuerzo.
Se puede decir que la Dirección mediante su capacidad para liderar la organización debe transmitir un ambiente en el que todos sus miembros se encuentren totalmente involucrados, lo que facilitará que el Sistema de Gestión de Calidad actúe con eficacia.
Independientemente de que una organización tenga implantado o no un sistema, es responsabilidad de la Dirección definir la estrategia a seguir por la misma y asegurar que se implementa. La estrategia puede pasar por expandirse, contratar personal, remodelar las instalaciones, proporcionar los recursos que sean necesarios para realizar una determinada tarea, y también puede incluir la implantación de un Sistema de Gestión de Calidad.
La Norma ISO 9001 facilita el trabajo a la Dirección de las organizaciones, estableciendo en su capítulo 5 los requisitos que la Dirección debe de tener en cuenta como punto de partida para la buena marcha del sistema, y que a modo de resumen, pueden concretarse de la siguiente forma:
• Establecer la política de Calidad de la organización, así como promover y alcanzar los objetivos.
• Transmitir a todo miembro de la organización la política de Calidad y los objetivos en esta materia con el fin de aumentar la toma de conciencia, la motivación, implicación y participación.
• Asegurar que el Sistema de Gestión implantado es acorde con los objetivos marcados y proporcionará la eficacia y eficiencia buscadas.
• Asegurar que a los clientes se les dé la importancia que tienen y que el sistema está enfocado hacia el cumplimiento de sus requisitos.
• Garantizar que se implantan procesos que satisfagan los requisitos de los clientes y de otras partes interesadas y que además aseguren el cumplimiento de los objetivos marcados.
• Ratificar la existencia de los recursos necesarios para la implantación del sistema.
• Realizar una revisión periódica de todo el Sistema de Gestión de Calidad.
• Tomar las decisiones pertinentes en relación con la política de Calidad y con los objetivos.
• Adoptar decisiones en cuanto a las acciones para la mejora del Sistema de Gestión de Calidad.
En resumen, la Norma ISO 9001 deja bien definidas las obligaciones de la Alta Dirección ya que el éxito del sistema solo se puede conseguir a través de un serio compromiso de la misma, que lo puede hacer patente comunicando a la organización la importancia del cliente, asegurándose de que se establecen los objetivos de Calidad y estableciendo un sistema con recursos suficientes para lograr dichos objetivos.
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