Todos conocemos algún autodidacta porque todos lo somos. Hay autodidactas dormidos que no han despertado su curiosidad o que se han dejado vencer por la rutina y el hastío. Pero sólo tenemos que despertarlo, dejarlo reaccionar libremente.
El autodidacta que todos llevamos dentro es un trabajador nato, apasionado por las cosas a las que lleva su curiosidad, un aprendedor incansable y un valor importantísimo que no hay que desperdiciar en el quipo de trabajo. Efectivamente, si los equipos de trabajo aprovechasen la parte autodidacta de cada uno de sus integrantes, estaríamos hablando de un sofisticado avión y no de un teledirigido fácil de manejar con las instrucciones precisas.
Todo suma y aunque la curiosidad nos lleve por derroteros que nada tienen que ver con nuestro trabajo o con la producción de la empresa en la que estamos desempeñando nuestro rol de empleado, lo cierto es que muchas veces por pensar erróneamente así dejamos pasar grandes ideas y aportaciones que son las que han hecho triunfar las ideas más insospechadas. ¿O acaso era de esperar que la atracción de Steve Jobs por la caligrafía sería el comienzo de lo que ahora es Apple?
Es la osadía la que hace que el autodidacta obtenga resultados
No deja de sorprender la cantidad de personas, tanto empleadas como empleadoras, que actúan de modo mecánico y se olvidan de sí mismas. Exigiéndose simplemente cumplir con las funciones de su puesto de trabajo y ya. Trabajar para vivir o vivir para trabajar, ese eterno dilema que aquí se ve reflejado. Pues no. El trabajo forma parte de la vida y de ese modo, incluyéndolo en la vida, es como se puede desarrollar uno mismo a nivel profesional. Uno puede acudir a su puesto de trabajo, cumplir su horario, sus objetivos pero sin dejar de continuar marcándose más y más metas, aplicar las facetas que más le interesan a su puesto de trabajo y, por supuesto, a su equipo. Es la manera de confluir entre todos, haciendo un círculo de ideas que llevará al mejor desempeño e incrementará considerablemente la motivación. Se trata de la retromotivación.
Las aficiones jamás deben ser olvidadas ni apartadas, son un valor añadido a la mejora de uno mismo y, por consiguiente, del equipo del trabajo.
NO SON CASUALIDADES, SON CURIOSIDADES.
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