El tiempo dejó una pequeña oportunidad en la memoria metálica de su ordenador. Entre mensajes de publicidad anónima y gris, de respuestas sin trabajos que ofrecer y de algunos mensajes de amor archivados en su corazón, una carta en formato digital se adelanta sola y única al centro de sus últimas esperanzas.
En aquel mensaje con letras de color corporativo y una tarjeta de visita escaneada en la sólida arquitectura de los recursos humanos, se encuentra una respuesta a su historia íntima y profesional. El movimiento de su corazón se dibuja en el cristal de la ventana y empuja fuerte para escapar y volar por encima de las azoteas y los recuerdos olvidados.
El día amanece claro y despierto, el aroma de las ganas de vivir se cuela en su habitación mientras se viste en su traje de coraje e ilusión. En el espejo una cara se vuelve a reflejar, ha perdido el temor a la oscuridad, se mira y recuerda quien ha sido, recuerda los años en la universidad y el trabajo bien hecho, los triunfos y los fracasos, las horas sin sueño y las primeras experiencias en su currículum emocional.
La calle ahora se muestra distinta, ya no existen las dudas ni los complejos, ya no se siente de menos en el mundo de los demás, se abraza a sus esperanzas más cálidas y sigue adelante pisando las baldosas que recorren su destino. Camina entre las calles y las avenidas, entre las miradas fugaces de la gente y el suave tacto de sentir que ahora es capaz de seguir adelante una vez más.
Al final de la calle un edificio que llega hasta el cielo le abre sus puertas, el olor al cambio y al futuro la envuelve y la abraza, la empuja y le dice que ahora es el momento. Y ella siente como su piel busca más calor, nota el frío de los nervios asomando por sus costillas y su vientre.
Ahora está frente al entrevistador, unos folios en color blanco descansan en el centro de la mesa y varios bolígrafos se asoman por el borde del lapicero. Le mira a los ojos y respira tan profundamente como puede, siente como su corazón se va calmando y el miedo desaparece por debajo de la puerta.
Ella es la protagonista en este capítulo de su vida, deja atrás los consejos y las apariencias. La entrevista es ahora una canción sincera que no se equivoca, que habla en inglés y que entiende los valores de la comunidad a la que quiere pertenecer. Mira a su alrededor y expresa con sus gestos las inmensa alegría de estar allí, de sentirse parte de aquel mundo.
Y mientras habla, los recuerdos de una infancia lejana aparecen nítidos y brillantes en su memoria, aquella niña que quería ser algo en la vida, que quería aprender y poder enseñar, que creía en los compañeros y en el espíritu de equipo, ahora se sienta en la silla que está vacía a su lado y le anima a que siga adelante, a que continúe y a que siempre tenga confianza en sí misma.
El edificio que llegaba hasta el cielo hace tiempo que se quedó atrás. Ahora ya no lo ve tan alto ni tan extraño, ahora siente que forma parte de él y de su historia, el lunes comenzará una nueva etapa de su vida allí.
Una sonrisa se dibuja en sus labios mientras se aleja caminando.
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