En el entorno laboral actual, mantener un buen ambiente, que además sea colaborativo es esencial para la productividad y el bienestar de los empleados. Sin embargo, la presencia de vampiros emocionales, un término popularizado por la psicología, puede socavar estos esfuerzos al drenar la energía y la motivación del equipo.
¿Quiénes son los vampiros emocionales en la oficina?
Gi Group Holding ha identificado los 4 perfiles más comunes de vampiros emocionales que pueden afectar negativamente el ambiente laboral:
- Quejica crónico.Este perfil se caracteriza porque nunca está satisfecho y siempre encuentra algo negativo que señalar. Si todo va bien, inventará algo de qué quejarse. El principal impacto que tendrá sobre el equipo es que agotará su energía, llegando a contagiar su negatividad.
- Dramaking/queen. Este tipo de vampiro emocional se puede reconocer por convertir cada pequeño problema en una tragedia griega y buscar protagonismo constantemente. Además, consigue que el trabajo se sienta como un campo de batalla, donde todo es más complicado de lo que realmente es.
- Pasivo-agresivo.No expresa sus sentimientos directamente, pero deja caer comentarios envenenados y utiliza frases como «No es por nada, pero…» o «Yo en tu lugar lo haría diferente, pero bueno…». En definitiva, este perfil termina generando un ambiente de tensión e incomodidad en el equipo y puede hacer dudar a los demás de sus propias capacidades.
- El que todo lo sabe. Se cree experto en todo, corrige cada palabra que se dice y nunca reconoce el trabajo ni las ideas de los demás. Este vampiro emocional desmotiva y frustra a los compañeros, haciéndoles sentir que nada de lo que hacen es suficiente.