La soledad es una realidad cada vez más común de lo que muchos llegarían a pensar. A medida que envejecemos, es natural que perdamos a amigos y seres queridos debido al paso del tiempo o a la distancia física. Nuestras relaciones a lo largo de la vida, decisiones y otros factores, contribuyen a la soledad en mayor o menor medida.
Además, cuando alcanzamos una edad avanzada, es lógico dejar atrás trabajos, actividades diarias y demás, lo que puede contribuir a la sensación de aislamiento. Por ello la soledad en personas mayores es una temática la cual hay que abordar, tanto por sus consecuencias para la salud como para el impacto que tiene en la sociedad.
Según un estudio del Instituto Nacional de Envejecimiento de los Estados Unidos, la soledad en personas mayores se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, depresión y enfermedad mental. Además, la soledad también puede aumentar el riesgo de caídas y accidentes en el hogar.
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