La reciente aprobación de la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a 1.134 euros, que supone un incremento del 5% respecto al SMI establecido en 2023, ha puesto sobre la mesa la importancia de alinear las expectativas salariales de los profesionales con la capacidad de las compañías para aumentar los sueldos. Por lo general, los trabajadores consideran que su economía personal tiene que asumir el aumento generalizado del coste de vida y, por esta razón, reclaman una subida salarial.
Por el contrario, sólo el 21% de las empresas afirma poder afrontar esta subida. Así pues, la realidad de este año se configura desde el desajuste entre las solicitudes de las plantillas y la capacidad real de las empresas a la hora de ofrecer salarios más elevados.
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