La inclusión en el entorno laboral se ha convertido en un imperativo, una tendencia y componente clave para el éxito empresarial. La diversidad en todas sus formas, ya sea en términos de género, raza, orientación sexual o habilidades, no solo enriquece la cultura organizacional, sino que también impulsa la innovación y mejora el rendimiento.
“La inclusión no es una cuota, no es una limosna, no es la buena acción del día” opina Jesús Vidal, sobre la inclusión “forzada” de las empresas, donde realmente no son valoradas sus verdaderas capacidades.