Combinar el trabajo con un estilo de vida activo sigue siendo un reto para muchos. Los datos son preocupantes: en Europa sólo 4 de cada 10 personas hacen ejercicio de forma regular, según un reciente estudio de la OMS junto a la OCDE. Se trata de un fenómeno que tiene graves consecuencias, especialmente entre aquellos cuyo trabajo significa pasar 40h semanales sentado en una silla. Un reciente estudio publicado en JAMA, concluyó que el riesgo de padecer demencia es superior entre aquellas personas que pasan más de 10h al día sentadas. A esto cabe sumar una larga lista de consecuencias físicas y psicológicas, entre las que se encuentran los cambios de carácter, los problemas cardiovasculares o bien las dolencias musculares, entre otras afecciones.
No obstante, se trata de un problema que pasa factura a todos, y es que la falta de actividad física cuesta al sistema sanitario español 15,5€ anuales por cada ciudadano. Esto sitúa a España por encima de la media y entre los 10 países europeos que más gasto sanitario tienen por culpa del sedentarismo. Según Guillermo Sánchez, Senior VP Revenue de la plataforma de retribución flexible Betterfly, “bien es cierto que compaginar el deporte con el trabajo y la vida familiar puede ser difícil en algunos casos. Sin embargo, existen un conjunto de medidas que pueden adoptar tanto los trabajadores como los responsables de las empresas con tal de garantizar el bienestar de los empleados”.
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