El Día de la Salud Mental ha puesto un año más de relieve el impacto de los cambios tecnológicos y de procesos productivos en nuestra forma de trabajar. Numerosos indicadores y estudios recientes nos alertan de que se han duplicado los problemas relacionados con la salud mental en el trabajo. En datos de la Organización Mundial de la Salud, las bajas laborales por ansiedad, depresión u otras afecciones de salud mental suponen una pérdida de 12MM de días y un coste de 1 billón de dólares a la economía mundial.
Por eso, el mercado debe adaptarse al nuevo entorno sociolaboral con modelos organizativos más flexibles e integradores, diversos y colaborativos. Un cambio de mentalidad que necesita de la formación para calar en la cultura corporativa de las organizaciones. De hecho, según el estudio “Mental health and employers: the case for investment” de Deloitte, las empresas que han implementado programas de formación para proteger o promover la salud mental, han alcanzado un retorno sobre la inversión (ROI) seis veces mayor que aquellas que no lo hacen.
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