En los últimos años, el incremento de la competitividad del mercado ha propiciado que las personas que tienen la capacidad de alternar tareas de forma rápida y eficaz y asumir diferentes responsabilidades o roles simultáneamente sean cada vez más valoradas en el ámbito laboral. De hecho, las empresas buscan perfiles capaces de realizar múltiples actividades a la vez, en lugar de perfiles especializados. Sin embargo, la multitarea o multitasking puede tener un efecto negativo en términos de efectividad y productividad, así como un impacto en la salud del empleado.
En términos de rendimiento, el multitasking es beneficioso ya que fortalece la capacidad de atención y la necesidad de cumplir objetivos. No obstante, realizar varias tareas a la vez disminuye la atención prestada en su realización, empeorando la calidad del resultado y afectando a la salud del propio trabajador. De hecho, la Asociación Estadounidense de Psicología muestra que la multitarea produce una disminución de la productividad del 40%, entre otros efectos adversos. Los cambios repentinos y repetitivos de actividades pueden favorecer la aparición de cansancio y agotamiento mental, estrés, ansiedad o frustración al finalizar la jornada laboral, así como incrementar la sensación de pérdida o mal uso del tiempo.