Apenas el 4,3% de la población española realizaba su actividad profesional de manera habitual desde su hogar. En el 2020, con la irrupción del COVID-19, esta misma cifra creció hasta casi el 11%. Hoy en día, aunque las restricciones han desaparecido casi por completo, todavía son muchos los que siguen trabajando total o parcialmente de manera remota.
El departamento financiero se ha enfrentado a nuevo desafío: la gestión de gastos de empresa, un proceso de por sí complejo, ahora con empleados que trabajan a distancia.
De acuerdo con un informe de la Asociación de Examinadores de Fraude Certificados (ACFE), las empresas pierden un 5% de sus ingresos anuales por gastos fraudulentos. Del mismo modo, casi un 60% de ellas aseguran no contar con “niveles óptimos de personal y recursos” para protegerse de estos actos malintencionados.
Aunque las soluciones de gestión de gastos ayudan a combatir este problema, existen trabajadores que logran seguir cometiendo estas prácticas ilícitas. Muchos de los departamentos financieros, aunque son conscientes de esta dificultad, siguen teniendo una visión a posteriori de los desembolsos realizados por sus equipos, cuando ya es demasiado tarde para cambiar la situación.