Las diferencias entre los perfiles jóvenes y los seniors son cada vez más evidentes. Los primeros buscan un trabajo que les permita aprender y crecer, lo que genera que la estabilidad laboral no sea una prioridad. Sin embargo, los segundos valoran, por encima de todo, la estabilidad. Estos cambios en la forma de entender el trabajo hace que cada vez convivan perfiles más diversos y, consecuentemente, la percepción de la edad en los procesos de selección también cambie.
Los perfiles senior se encuentran mucho más ligados al trabajo y comparten el valor del sacrificio. Son perseverantes y conscientes de que no siempre va todo bien. Esto les lleva a adquirir actitudes más formales que las nuevas generaciones.
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