Dentro del ecosistema empresarial, el proceso de reclutamiento para atracción de personal se ha vuelto uno de los pilares más importantes para los resultados de una compañía; estos no solo permiten reclutar a los talentos indicados para cada puesto, sino que además contribuyen al crecimiento colaborativo de las mismas.
Desafortunadamente, las malas prácticas, la falta de personalización y tratar a los postulantes como “un número”, son algunos de los malos hábitos que perjudican gravemente la reputación de una organización. Un ejemplo de ello es que el 93% de los candidatos valora de manera perjudicial la falta de respuesta a las solicitudes de empleo, según datos de Ernst & Young.
Bajo este contexto, se ha vuelto obligatorio que los reclutadores se adapten a las nuevas tendencias, reconozcan la importancia del talento en el desarrollo de la compañía, sean empáticos y se enfoquen en generar mejores criterios de selección para generar un verdadero diferenciador.
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