En los últimos años, el sector tecnológico ha incrementado de forma exponencial las ofertas de empleo. Las propias características de este tipo de trabajos, con constantes cambios en los lenguajes y posibilidades de programación, obliga a los programadores a estar en un proceso de formación continua. Esta situación provoca un contexto laboral complejo en el que las etapas vitales del personal se perciben como un factor determinante.
Un equipo de expertos liderados por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) ha analizado los estereotipos y la percepción sobre el peso de la edad en las trayectorias profesionales de los programadores. Según indican los autores, las empresas tecnológicas se consideran compañías disruptivas en las que se diseña el futuro. Para hacerlo, los programadores a menudo se encuentran ante el reto de tener que aprender nuevos lenguajes de programación o investigar posibilidades tecnológicas innovadoras. Esta ambición por cambiar el mundo requiere muchas horas de dedicación, lo cual se identifica más a menudo con una persona joven e incansable que con una persona más madura que, por ejemplo, tiene que recoger a los niños en el colegio por la tarde.
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