Hace tres años que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció como enfermedad el burnout o desgaste profesional, consecuencia de un estrés laboral crónico y de la incapacidad para desconectar del puesto de trabajo. En esa fecha, una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) cifraba en el 27% el porcentaje de trabajadores que corrían el riesgo de padecer estrés laboral crónico.
Con la pandemia, los datos empeoraron: el estudio de Cigna COVID-19 Global Impact, concluía que, en 2020, el porcentaje de empleados españoles que afirmaban vivir inmersos en una cultura de estar siempre disponibles en su trabajo ascendía al 74%, además de que el 45% de los españoles en activo reconocía sufrir estrés relacionado con el trabajo.
Los comentarios están cerrados.