Uno de cada dos empleados no se encuentra motivado en su puesto de trabajo, según datos de Cobee. La monotonía, la falta de feeling con su manager, la excesiva carga de trabajo, la sensación de un salario inferior a su valía o la falta de una política retributiva completa suelen ser algunos de los motivos que más inciden en la desmotivación laboral.
Además, la desmotivación laboral afecta tanto al trabajador como a las empresas. En el caso del primero, el coste acarrea problemas físicos o psicológicos, sociales y profesionales. Estos últimos derivados de su incapacidad para explotar todas sus aptitudes y habilidades. Para la empresa, el coste económico es claro. Según IEBS School, la productividad de una firma puede bajar hasta el 40% cuando los trabajadores no están a gusto en sus puestos. Es difícil encontrar el talento, pero aún lo es más retenerlo. ¿Qué podemos hacer en estos casos? Los beneficios sociales son una buena parte de la respuesta.
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