Aunque la tecnología nació para facilitarnos la vida, el uso excesivo que estamos haciendo de ella en estos tiempos de pandemia puede llegar a abrumar a las personas, llegando a tener unas consecuencias negativas para nuestra salud mental. Trabajo online, compras online, educación online, deporte online, reuniones online, citas online… en un mundo tan tecnificado como el nuestro, el riesgo de estar sometido de manera continuada al llamado tecnoestrés aumenta considerablemente.
El tecnoestrés no es más que el estrés asociado a la tecnología, es decir, cuando nos sentimos realmente presionados, en tensión, por no ser capaz de adaptarnos al 100% a esta realidad tecnológica que nos exige la pandemia. No hablamos de personas mayores a las que los hijos o nietos les ayudan con los pedidos online, hablamos de situaciones en las que cualquiera puede ofuscarse en una simple compra online. “No puedo… no se qué pasa… no me deja”, produciendo en nuestra salud mental un pasajero estado de estrés que puede volver a repetirse peligrosamente.
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