Los equipos tecnológicos empleados durante el teletrabajo son el foco de atención de los ciberdelincuentes. Por ello, surge la necesidad de adoptar un enfoque centrado en las personas en protección de la ciberseguridad, además de concienciar a los usuarios para hacer frente a unas circunstancias cambiantes tal y como han podido experimentar las organizaciones el año pasado debido a la pandemia.
La falta de formación a medida de/para los usuarios es una debilidad clave en cuento al nivel de amenazas. En el caso de las empresas españolas, el 87% requirió o solicitó en 2020 a gran parte de su fuerza laboral que se acogiese al teletrabajo, pero solo el 36% capacitó a estos usuarios para trabajar en remoto de forma segura.
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