El coronavirus ha impulsado nuestras vidas hacia una nueva dimensión. En ella, las tecnologías y la transformación digital están ya implicadas al 200%. Este hecho ha provocado el aumento del tecnoestrés, asociado al malestar que general la conexión constante que supone en muchos casos el teletrabajo, los problemas digitales y de conexión…
¡Lo que nos faltaba, otro tipo de estrés más!
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