Sin duda, no entenderse es algo comprensible. Más si cabe cuando hablamos vía telefónica o peor, vía email. Pero el hecho de no querer entender es muy malo. Cerrarse en banda, interpretar lo que nos interesa y no dar pie a una conversación fluida, positiva y con preguntas y respuestas por ambos lados es muy negativo, tanto en la vida laboral como en la vida cotidiana.
¡Quizá tengamos que cambiar algo…!
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