De un lado y de otro, estamos viendo como constantemente nuestros estamentos políticos reman contracorriente y no a favor de la marea, de los ciudadanos de este país. Y es que será eso lo que más pese una vez finalizada la crisis, no los fallecidos o los contagiados -algo que muy pocos o nadie podía prever o atajar de raíz- pero el hecho de no ayudar y sí pensar en sus propios intereses, como hacen -permítame- todos, será el recuerdo que guarden los españoles de la gestión del coronavirus.
¡Algo tiene y tendrá que cambiar de una vez!
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