Sin duda, nos encontramos en un momento difícil para todos, y esto incluye estamentos políticos. Pero no se puede consentir los fallos, intencionados o no, a la hora de publicar estadísticas sobre el coronavirus. Todos nos merecemos saber la verdad, todos nos merecemos que la verdad sea pública. Y más si cabe las familias de las personas fallecidas o afectadas por coronavirus. Esperemos que a partir de ahora el rigor sea la tendencia.
¡La verdad ante todo!
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