Es una pena encontrarse con personas que no saben negociar, y no por falta de aptitudes sino por una mala actitud. Su inflexibilidad les hace ser egoístas. ‘Yo hago esto porque me da la gana y me da igual lo que opines’, suelen decir. Ni siquiera a la hora de llegar a un acuerdo con sus amigos o familiares…
¡Más flexibilidad!
Los comentarios están cerrados.