Llegan las Navidades y parece que se acaba el mundo. El tiempo se agota y los acontecimientos y compromisos se multiplican por 10 en estas fechas. Y eso sin hablar con los atracones que nos pegamos ya incluso desde semanas previas a las citas festivas. Es por ello que, aunque el volumen de trabajo pueda disminuir, el nivel de estrés y el ritmo que llevamos nos hace llegar al día 31 con la lengua fuera.
¡Relax!
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