Ha quedado demostrado tras el último debate político que la agresividad no es el camino adecuado para poder consensuar, debatir o, incluso, competir.
Nosotros, desde luego, preferimos la ironía.
Ha quedado demostrado tras el último debate político que la agresividad no es el camino adecuado para poder consensuar, debatir o, incluso, competir.
Nosotros, desde luego, preferimos la ironía.
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