Año tras año, vacaciones tras vacaciones, siempre pasa lo mismo: largas colas de vehículos que, en procesión, ven como llegar a los lugares de destino se hace enterno e insufrible.
Y no aprendemos.
Año tras año, vacaciones tras vacaciones, siempre pasa lo mismo: largas colas de vehículos que, en procesión, ven como llegar a los lugares de destino se hace enterno e insufrible.
Y no aprendemos.
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