Gracias a la digitalización hemos sido capaces de adaptar esos mensajes genéricos a una audiencia nicho, y también según el canal y la herramienta desde la que se lanza y se consume dicho mensaje, haciendo que el mensaje se pueda personalizar a cada caso. Sin embargo, a pesar de poder dirigirnos a las personas de una manera mucho más directa, la sobreexposición a publicidad digital (muchas veces sin estrategia) hace que esos mensajes se pierdan en embudos eternos de captación o se queden en la parte más inspiracional. Ambos casos se traducen en un desperdicio de recursos muy valiosos y en la falta de conexión emocional con los consumidores. Son balas perdidas.
En este contexto, la hipersegmentación se ha convertido en una estrategia esencial para alcanzar el éxito en el panorama actual. Al utilizar algoritmos y herramientas avanzadas de análisis de datos, podemos dividir a nuestra audiencia en segmentos más pequeños y precisos. Analizar sus comportamientos. Y eso significa que les llegamos a conocer.