Los costes directos e indirectos del mal dormir varían: los primeros incluyen tratamientos farmacológicos y gastos en servicios de salud que están valuados en 14.000 millones de dólares (2.000 millones en remedios). Los costes indirectos como el impacto en el trabajo cotidiano por fatiga, el déficit en el rendimiento y el aumento de ausentismo por enfermedad y accidentes, son más difíciles de calcular pero se calcula que en total el año pasado ascendieron a 100 billones de dólares en Estados Unidos.
Los empleados que duermen mal le cuestan caro a las empresas. En Japón, la siesta laboral es una alternativa redituable. En Occidente, la falta de cultura del sueño genera pérdidas.
La ecuación parece simple: cuanto menos se duerme a la noche, más se falta al trabajo. Según un informe de Datamonitor, los norteamericanos insomnes se ausentan un promedio de 15.8 días por año, mientras que los de buen dormir sólo 1.6 días. Consecuentemente, el costo por ausentismo es más alto entre los empleados que tienen problemas para dormir que entre los que descansan bien (sin contar el precio que pueden tener algunos errores cometidos por trabajar medio dormido). Otro estudio, liderado por la francesa Virginia Godet-Cayre d el Centro de Investigación en Economía Sanitaria y publicado por la revista Sep, llegó a la conclusión de que los que no duermen se ausentan en promedio 5.8 días al año y los que duermen bien, 2.4 días. Eso significa, según la investigación, que cada empleado insomne le cuesta a su empresa 3.025 dólares al año, mientras que los que descansan mejor son más económicos: 1.250.
En Japón ya hay empresas que saben que les conviene que un empleado descanse 20 minutos pero que rinda después, entonces los ponen a hacer la siesta. Los que viven cerca, se van a su casa, y para los que no, hay una sala de descanso. No hay errores ni pérdida de dinero. Se vuelve a lo que se despreció: hay que hacer la siesta. Robocop no existe. El absentismo y las licencias por enfermedad se resuelven poniendo a la gente a descansar.
El círculo se cierra cuando se reconoce que el estrés que provoca el trabajo es el que ocasiona en muchos casos las dificultades para dormir
Un informe de Datamonitor señala que solamente el 24% de la población norteamericana admitió usar alguna “ayuda para dormir, mientras que el 77% de la población reporta tener al menos uno de los síntomas del insomnio, varias noches al mes e incluso con mayor frecuencia. Aproximadamente dos tercios de los pacientes con síntomas de insomnio no se tratan. “La gente no lo asume como un problema y es habitual que en las consultas no se lo considere. De hecho, es común que los mismos médicos trabajen demasiadas horas y que no duerman lo suficiente. A escala local, encontramos que entre mil personas, 350 tenía somnolencia durante el día, pero no lo consideraba importante. “El insomnio, más que una enfermedad, es un síntoma caracterizado por una inadecuada cantidad y calidad del sueño. Los que lo sufren se despiertan con frecuencia a la noche o demasiado temprano o se duermen demasiado tarde. Cuando se levantan siempre tienen la sensación de un sueño insuficiente y no reparador.
El mal dormir, tiene consecuencias en el plano físico, intelectual y emocional. Movimientos torpes, pérdida de velocidad y dolores musculares pueden aparecer en el cuerpo. Disminución de la memoria y de la capacidad de atención, menor rendimiento en funciones intelectuales complejas. Irritabilidad o depresión, furia o decaimiento radicalizan el estado de ánimo. Lo cierto es que aún cuando hay malestar durante el día, muchos lo atribuyen a cualquier otra causa menos a un problema con la almohada. Alguien con somnolencia es potencialmente peligroso al volante. Se demostró que las personas insomnes tienen 2.5 más accidentes automovilísticos que personas no insomnes de la misma edad.
Para pasar bien el día es necesario dormir bien, y para dormir bien es necesario pasar bien el día. Falta que la máxima sea contemplada por las empresas.
¿Cuán lejos estaremos de la siesta laboral al estilo japonés? En algunas empresas, por ejemplo, se empiezan a implementar salas de descanso y recreo que ayudan a quebrar la rutina. Se sabe estadísticamente que una siesta de 20 minutos es muy buena. Hace falta construir una cultura del trabajo y el descanso y que la empresa contemple que uno tiene que ir de la mano del otro. El descanso no puede estar por fuera de la organización.
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