Más de un tercio de los accidentes laborales, en concreto el 34,35%, tiene su origen en los nuevos riesgos psicosociales, categoría que engloba los sobreesfuerzos físicos, los traumas psíquicos, el estrés, el ‘mobbing’, la falta de estabilidad laboral o la movilidad, según datos ofrecidos hoy en rueda de prensa por el secretario general de Empleo, Valeriano Gómez, y el director del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT), Ángel Rubio.
Esta forma de accidentalidad era en 1996 la tercera causa de los siniestros laborales, por detrás de los golpes contra objetos en movimiento y el aplastamiento. Sin embargo, en los últimos años se ha convertido en la principal fuente de la siniestralidad en el trabajo, tanto en España como en Europa, y todo apunta a que lo seguirá siendo en el futuro.
«Estamos ante un cambio muy importante en las condiciones de trabajo. Contra estos nuevos riesgos sólo se puede luchar mejorando las condiciones laborales y eso implica un nuevo concepto más ambicioso e integrador de la salud y seguridad laboral», subrayó Rubio.
En el caso de los siniestros mortales, casi el 30% tienen su origen en infartos, derrames cerebrales y otras patologías no traumáticas, mientras que el 24% se deben a colisiones o golpes contra objetos en movimiento. Las muertes por aplastamiento contra objetos inmóviles suponen el 17% de los accidentes, frente al 18,3% de los fallecimientos causados por quedarse atrapado el trabajador o por haber sufrido una amputación de alguno de sus miembros.
Todos estos datos forman parte de la nueva estadística que el Ministerio de Trabajo hará pública trimestralmente para informar de la evolución del índice de incidencia de los accidentes laborales. Este índice, el valor más comparable con Europa, mide los siniestros que se producen por cada 100.000 trabajadores afiliados.
6 ACCIDENTES POR CADA CIEN TRABAJADORES.
Entre abril de 2005 y marzo de 2006, el periodo del que hoy se han ofrecido cifras, se registraron 6.223 siniestros por cada 100.000 trabajadores, es decir, 6,2 accidentes por cada 100 trabajadores. Aunque ello supone una reducción del 2,8% sobre el mismo periodo anterior, los datos superan en un 40% a la media europea (4.000 accidentes por cada 100.000 trabajadores). Entre los accidentes mortales, el índice bajó un 3,4%, si bien sigue ligeramente por encima de la media de la UE.
Excluyendo de esta ecuación a la población afiliada, se obtiene el número total de accidentes con baja en jornada laboral. En el periodo analizado, éstos ascendieron a 934.048, un 1,9% más que entre abril de 2004 y marzo de 2005. De esta cantidad, 985 fueron mortales, con un crecimiento del 1,3%.
Según destacó Gómez, entre 2004 y 2005, el índice de incidencia de la siniestralidad laboral se ha reducido cerca de un 22%. El objetivo que se ha marcado el Gobierno es rebajarlo un 15% más entre 2006 y 2010, tal y como recoge el Plan Nacional de Reformas presentado en Bruselas.
El secretario general de Empleo manifestó que el Ejecutivo es consciente de que, para lograr este objetivo, «todavía quedan muchos deberes por hacer». Aunque los accidentes están bajando, en los dos últimos años su ritmo de descenso ha perdido intensidad.
Una de las razones que, en opinión de Gómez, pueden haber contribuido a suavizar la reducción de la siniestralidad es precisamente el proceso de regularización de extranjeros, pues muchos de los inmigrantes legalizados están trabajando en actividades de riesgo. «La expansión de la regularización ha producido un doble efecto: más afiliados y probablemente un incremento de los accidentes laborales», precisó.
Para Gómez, lo importante es que en los próximos años se mantenga la tendencia de descenso que arrancó a partir del año 2000. Una de las medidas más inmediatas que emprenderá el Ministerio para incidir sobre las cifras de accidentes serán las visitas que la Inspección de Trabajo realizará a partir del mes de julio a 257 empresas de ámbito superior al autonómico.
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