La Confederación Europea de Sindicatos (CES) pidió ayer la introducción de mejoras en el sistema comunitario de registro, evaluación y autorización de sustancias químicas (REACH) para reforzar la salud de los trabajadores.
Fue el mensaje con el que los sindicatos clausuraron una conferencia en Bruselas para estudiar los vínculos entre el REACH y la legislación europea sobre salud y seguridad en el trabajo.
'Las autorizaciones para las sustancias extremadamente peligrosas deben rechazarse siempre cuando exista una alternativa más segura', indicó en un comunicado el secretario general de la CES, John Monks.
La CES aboga por una aplicación correcta del principio de sustitución, según el cual sería obligatorio sustituir las sustancias tóxicas por alternativas 'más seguras', siempre que fuera posible.
'Una mejor aplicación del principio de sustitución favorecerá la innovación y el empleo en la industria química europea y por ello su competitividad a nivel internacional', indicó en un comunicado.
Los sindicatos insistieron en que el nuevo registro debe ser coherente con la legislación comunitaria en vigor sobre protección de los trabajadores.
Una de las contradicciones existentes, según los sindicatos, es que el REACH prevé la posibilidad de obtener una autorización para el uso de sustancias extremadamente peligrosas, como por ejemplo las cancerígenas.
Sin embargo, la Directiva europea sobre protección de la salud de los trabajadores contra los agentes cancerígenos obliga a los empresarios a reemplazar esas sustancias por alternativas más seguras.
En el acto de ayer participaron más de 160 representantes del Parlamento Europeo, el Consejo, el Ejecutivo comunitario, la Industria y de Organizaciones No Gubernamentales (ONG).
Monks alertó además de que el nuevo registro no debe poner en peligro la capacidad de los Estados miembros de imponer sobre sanidad en el trabajo medidas nacionales más estrictas que las definidas para el ámbito comunitario, 'lo que supondría un retroceso inaceptable para los trabajadores europeos'.
El REACH está todavía pendiente del voto en segunda lectura del Parlamento Europeo.
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