Las hormonas producidas durante periodos de estrés podrían aumentar la tasa de crecimiento del cáncer, según un estudio de la Universidad del Estado de Ohio (Estados Unidos) que se publica en la revista "Cancer Research".
El estudio mostró que un aumento de la norepinefrina, una hormona del estrés, puede estimular las células tumorales para producir dos componentes. Estos componentes pueden deshacer el tejido circundante a las células tumorales y permitir a las células moverse con más facilidad por el flujo sanguíneo. Desde aquí, pueden viajar a otra localización del organismo para formar tumores adicionales, un proceso denominado metástasis.
La investigación también sugiere que la misma hormona puede además estimular la liberación por parte de las células tumorales de otro componente que ayuda al crecimiento de nuevos vasos sanguíneos que alimentan a las células cancerígenas, acelerando el crecimiento y extensión de la enfermedad.
Los científicos se centraron en el papel de estos tres componentes. Dos de ellos, ambos metaloproteinasas de matriz (MMP-2 y MMP-9), participan en la descomposición de los soportes biológicos a los que se unen las células para mantener su forma. El tercer componente, el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF, según sus siglas en inglés), es importante para el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos en las células del tumor.
Un trabajo anterior de la Universidad de Texas había mostrado que las mismas hormonas del estrés podían estimular las células tumorales de ovario para producir estos tres componentes. La clave para aquel descubrimiento fue que las dos hormonas de estrés, la epinefrina y la norepinefrina, podían unirse a lugares de la superficie de las células cancerosas de ovario, llamados receptores adrenérgicos, y estimular la liberación de MMP-2, MMP-9 y VEGF lo que podía entonces promover el crecimiento del tumor.
Los investigadores de Ohio querían comprobar si se daba la misma situación en otros tipos de tumor. Para ello, líneas celulares de cáncer de cabeza y cuello con norepinefrina y las células produjeron MMP-2, MMP-9 y VEGF. Esto mostró que los receptores para esta hormona estaban también en estas líneas celulares cancerosas pero que podría haber sido una aberración de laboratorio en los cultivos de tejido. Los investigadores estudiaron diferentes muestras de tumor que incluían varios tipos de cáncer de cabeza y cuello y todos ellos mostraban los posteriores receptores.
Los receptores adrenérgicos para estas hormonas son bien conocidos por los especialistas que trabajan con pacientes con la presión arterial elevada. Tales pacientes suelen tomar una clase de fármacos conocidos como betabloqueadores que llevan a disminuir los niveles de presión sanguínea.
Los investigadores analizaron cómo tales fármacos afectaban a las células tumorales y les añadieron propanol, un betabloqueador, y las expusieron a norepinefrina y epinefrina. Con el fármaco presente, los niveles de MMP-2, MMP-9 y VEGF no aumentaron.
Según los investigadores, la prescripción de fármacos betabloqueadores que bloqueen estos receptores y puedan quizás con ello disminuir la progresión de la enfermedad, podría convertirse en una nueva estrategia para combatir algunos tumores.
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