Pero no sólo eso. “También hay compañeros que han sufrido picaduras de bichos y los han llegado a ver caminando por los teclados”, aseguró la empleada en declaraciones a LAS PROVINCIAS. Se trata de pequeños insectos como pulgas, chinches y ácaros, según consta en las quejas presentadas por los empleados a sus responsables y sindicatos. “Yo también me encontré dos crías de cucarachas”, reconoció una empleada de la tienda del Valencia Club de Fútbol.
En la zona de facturación
El Comité de Seguridad Laboral, que integra a los principales sindicatos, ha trasladado está queja a Aena, que encarga desinfecciones periódicas para subsanar el problema. “El calor este año se está prolongando durante mucho tiempo y eso, unido a que está levantado el suelo del exterior y el techo, ha propiciado los focos de insectos”, añadió
En facturación, el problema de los insectos es mayor “porque se trata de zonas con muchos recodos, cintas, espacios encajonados y, por tanto, más difíciles de limpiar”, manifestaron empleados del aeropuerto.
Roedores cazados
Sin embargo, no sólo los animales se han convertido en los enemigos de los trabajadores del aeropuerto. La empleada de un quiosco aseguró que ayer por la mañana “los olores eran insoportables”.
En la ventanilla de Easy Jet los trabajadores se quejan de los problemas por la polvareda que levantan las obras. “Tragamos mucho polvo. Limpias un poco y cada dos minutos ya está otra vez sucio”, lamentó una empleada que también se quejó de las “enormes dificultades para aparcar que sufren no sólo viajeros, sino también trabajadores”.
“Esto da pena”
Un trabajador de una asociación que agrupa a algunos operadores de aeropuertos también planteó el problema de los insectos en una reunión celebrada el pasado día 17 de noviembre. “Se habló de pulgas, chinches y telas de araña y el problema se trasladará el viernes a Aena”, manifestó. Para este empleado, “es normal que se tenga que arreglar el aeropuerto pero esto da pena”, sentenció.
Con las recientes lluvias registradas hace tres semanas, “también se produjeron goteras en la planta superior de la terminal”, como indicó la responsable de un comercio situado cerca de la cafetería. “Se formó un charco enorme”, aseguró la mujer.
Sin sitio para aparcar
Y a todas estas dificultades por las obras hay que sumar las del aparcamiento. “Muchos trabajadores pagamos un abono mensual de 23 euros para poder aparcar y muchas mañanas nos quedamos sin sitio en la zona más proxima al aeropuerto”, lamentó una empleada de Easy Jet. Además, los empleados todavía no han olvidado el “terrible verano” que pasaron al no funcionar el aire acondicionado en muchas de las oficinas del aeropuerto en obras.
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