No siempre el paro tiene un efecto negativo sobre la salud mental de las personas. Esta sería una primera conclusión de un estudio de la ASPB, Ágencia de Salud Pública de Barcelona, que analiza como el efecto que el paro tiene sobre la salud mental de las personas es diferente según variables sociales. Se ha observado, por ejemplo, que globalmente las mujeres paradas tienen mejor salud mental que las ocupadas. Así, tienen mala salud mental el 13.3% de las mujeres ocupadas, ante el 6.5% de las mujeres paradas. Esto podría explicarse por los factores laborales (normalmente las mujeres tienen peores condiciones laborales) y por la combinación de su trabajo con las tareas de la casa (una doble jornada laboral que empeora la salud de las mujeres).
El 22.3% de los hombres parados presenta una mala salud mental, delante del 6.1% de los ocupados. Los que presentan peor salud mental son los hombres en paro, que han trabajado en ocupaciones manuales, con hijos menores de 15 años y que no cobran subsidio. El 40% de los hombres que se encuentran en esta situación presentan una mala salud mental y tienen 19 veces más probabilidades de tener mala salud mental que los que con la misma situación familiar y tipo de trabajo, están trabajando. Sobre este mismo colectivo el hecho de tener hijos o no también hace variar el efecto del paro en la salud mental. De forma que entre los hombres parados que trabajaban en ocupaciones manuales, sin hijos y que no cobran subsidio sólo el 26% presenta mala salud mental.
El estudio se ha desarrollado sobre la población ocupada y en paro entre 25 y 64 años de Cataluña y la fuente de información ha sido la Encuesta de Salud de Cataluña del año 2002. Las conclusiones, según las autoras, muestran que el efecto del paro sobre la salud mental es diferente según el género, el rol familiar y la clase social. Afecta más a los hombres que a las mujeres quizás porque culturalmente todavía se otorga mayor responsabilidad a los hombres en el mantenimiento de la economía familiar. En este sentido, se ha observado que cobrar el subsidio del paro mejora la salud mental de los hombres parados de clases sociales menos favorecidas.
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