Las 55.000 personas que integran Kimberly-Clark (KC) en todo el mundo saben que si quieren un ascenso o conseguir un aumento de sueldo, además de ser productivos deben tener visión de negocio, trabajar en equipo y participar en la toma de decisiones.
Éstos son algunos de los aspectos que la firma valora en su Global Perfomance Management (GPM), una herramienta de gestión del talento que ha implantado en 63 de los 150 países en los que opera y en catorce idiomas.
Gracias a esta iniciativa, la multinacional ha recibido el Premio Liderazgo Estratégico en Recursos Humanos, concedido por la Sociedad de Gestión de Recursos Humanos de España -una de las principales asociaciones del mundo en materia de gestión de personas-.
Veinte mil empleados ya fueron valorados a través del GPM, que recoge medidas comunes de evaluación al margen de la posición y ubicación geográfica del empleado.
El programa
El punto de partida del GPM es una reunión de los jefes de cada división, donde se establece el plan de desempeño y se acuerdan los objetivos del año y los comportamientos esperados.
Posteriormente se desarrollan reuniones trimestrales de seguimiento. El coaching y el feedback 360º entre los responsables de área y los miembros de sus equipos son claves en esta etapa, a la que sigue la evaluación de desempeño en función de los objetivos definidos según los resultados del negocio y las competencias.
Los jefes de área de cada nivel aseguran la consistencia de estas calificaciones y las ponen en común. Ese resultado se vuelve a discutir en una reunión nacional entre los responsables de las plantas y, finalmente, en una internacional de los directores nacionales.
En estas comisiones se establecen las puntuaciones para cada capacidad y éstas se ligan al proceso de cada revisión salarial.
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