Las mujeres médicos son más vulnerables al estrés, la depresión y la ansiedad que los hombres, y presentan unas tasas más elevadas de suicido que otras mujeres profesionales del mismo nivel.
Así lo afirmó en entrevista a Efe el psiquiatra José Carlos Mingote Adán, quien hace años comenzó a interesarse por la salud mental de los profesionales sanitarios a raíz del suicidio de varios de sus colegas.
Según este especialista, que trabaja en la red pública de la sanidad madrileña, los datos indican tasas altas de prevalencia de estrés laboral y desgaste profesional entre médicos, con consecuencias importantes para la salud física y psíquica y también para la eficacia profesional y la seguridad del paciente.
En cuanto al impacto en la salud física, las médicos se ven afectadas por trastornos psicosomáticos de tipo cardiovascular, entre otros.
Esta propensión a los citados padecimientos físicos y psíquicos es asimismo muy elevada entre las enfermeras y otras profesionales sanitarias (psicólogas o biólogas).
Se estima que entre el 10-12% del personal sanitario tiene a lo largo de su carrera profesional algún problema de salud, especialmente ansiedad, depresión, alcoholismo y/o otras adicciones, o muerte por suicido, debido, entre otras razones, a una mayor sobrecarga en la atención a los pacientes, y a que se trata de un trabajo de gran responsabilidad y complejidad.
Por encima de la media están también los anestesistas y los Médicos Internos Residentes (MIR).
En relación a estos últimos, y de acuerdo con este especialista, entre un 20-25% de ellos pasan por algún periodo de estrés, estados depresivos o trastornos de ansiedad, que indican la dureza de la competencia y las condiciones laborales, recientemente mejoradas, a la que se ven sometidos.
También hay otros profesionales con tasas similares de desgaste profesional, estrés y cuadros de depresión, como los maestros, policías y periodistas.
A juicio de Mingote, la cultura sanitaria tradicional formaba buenos profesionales, pero se olvidaba de enseñarles habilidades psicosociales para poder afrontar las situaciones difíciles.
En los últimos años las instituciones han tomado conciencia de esta realidad, con iniciativas y planes para informar y apoyar a los profesionales y con cursos de reducción y control del estrés, y técnicas de comunicación.
Mingote aplaude este cambio cultural frente a la actitud insana de antaño, en la que se negaban los problemas y había un mal entendido compañerismo de encubrimiento.
Este psiquiatra cita a Cataluña como la comunidad pionera en asistir a los profesionales sanitarios con el respaldo del Colegio de Médicos.
En Madrid, por ejemplo, la consejería de Sanidad anunció en agosto la puesta en marcha de un plan para la atención de los profesionales sanitarios enfermos, con el apoyo de los colegios profesionales.
Según este psiquiatra, la literatura médica confirma la asociación entre desgaste profesional y mayor consumo de analgésicos, antidepresivos y ansiolíticos, así como un porcentaje superior de bajas laborales de origen psiquiátrico.
No obstante, los datos actuales sobre prevalencia del consumo de alcohol y otras sustancias adictivas entre médicos indican porcentajes similares a los de la población general, pero con un mayor riesgo en estos profesionales por la facilidad para la autoprescripción.
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