La simple idea de mantener apagado el móvil o desconectarse de Internet, aunque sólo sea durante hora y media, es suficiente para generar ansiedad en un número creciente de personas.
Esto es lo que se desprende de un estudio de la Universidad de Florida, según el cual los móviles y las agendas electrónicas, inventados para hacer la vida cotidiana más cómoda, están empezando a interferir en la existencia cotidiana de muchas personas, que no saben cuándo apagarlos.
Lisa Merlo, profesora de psiquiatría en aquella universidad, dice que "es el momento de dar un paso atrás para todos aquellos que reconocen que les resulta imposible "cenar sin enviar SMS o prescindir de escribir frenéticamente en su agenda electrónica durante las reuniones".
El estudio destaca que un creciente número de personas que se ve obligado a apagar sus móviles sufren estados de ansiedad o, en el caso de que olviden el teléfono en casa, no pueden disfrutar de la actividad que desarrollan.
Los adictos a los móviles, subrayó Merlo, revisan compulsivamente a menudo el buzón de voz y de texto de sus teléfonos. Advirtió de que este abuso llega a ser especialmente problemático cuando la persona padece depresión o ansiedad, ya que este estado puede exacerbarse si no se toman medidas.
Así, por ejemplo, alguien que está preocupado por lo que otros piensan puede "fácilmente entrar en un estado de agitación si no le devuelven de inmediato las llamadas o los SMS que envió", añadió la psiquiatra.
Merlo recomendó tanto a los usuarios que reconocen tener problemas como a los padres de "hijos obsesionados con sus móviles" utilizar teléfonos más básicos con menos funciones y establecer límites sobre dónde y cuándo emplearlos.
"Los móviles son útiles en muchas situaciones", precisó, "pero es conveniente apagarlos durante una parte del día y centrarnos en la familia o en nuestras tareas y saber que los mensajes que nos envíen todavía estarán allí cuando encendamos de nuevo el terminal".
Los comentarios están cerrados.