Las estadísticas sobre bajas laborales reflejan que el virus de la gripe es la principal causa de bajas laborales y que en fechas de especial actividad, como en la que nos encontramos ahora, es el motivo de casi la mitad de los partes firmados por los médicos de cabecera para eximirnos de acudir al trabajo.
Estos datos son perfectamente conocidos por los empresarios, quienes -de modo especial entre las grandes firmas industriales- se decantan en mayor número cada año por estimular a sus empleados en situación de riesgo a que hagan uso de la vacunación. Saben, en efecto, que gripe no sólo provoca absentismo laboral, sino que también genera un considerable menor rendimiento entre los afectados que a pesar de todo acuden a sus puestos de trabajo.
"Las bajas laborales que provoca la gripe son, por lo general, de corta duración, no más de tres o cuatro días y sin grandes repercusiones. En el trabajador la baja es aconsejable no sólo por la intensidad de los síntomas, sino por una cuestión de salud pública, pues de este modo se evita que haya más contagios”, explica el doctor Esteban Pérez Rodríguez, miembro del área de trabajo sobre infecciones respiratorias de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Con todo, y como señala este, lo peor de la gripe no son las pérdidas económicas, sino el riesgo que conlleva para determinados grupos de población, como los ancianos y personas con trastornos crónicos de tipo respiratorio o cardíaco. Porque en estos casos, la habitualmente inocua gripe puede ser letal. De hecho, la SEPAR estima que cada año mueren de media unos 3.000 españoles por las compilaciones debidas al virus de la ‘influenza’.
Y es que el virus de esta enfermedad, con un período de incubación de 48 horas, no se limita siempre a provocar los síntomas que más conocemos: manifestaciones catarrales, fiebre, dolores de cabeza y musculares, etc. "En ocasiones –explica el doctor Pérez Rodríguez, jefe clínico de Neumología del Hospital Ramón y Cajal (Madrid)- puede ser también responsable de infecciones secundarias como bronquitis o pulmonía, o bien puede complicar afecciones ya padecidas por el paciente, tales como trastornos cardiorrespiratorios o renales, y según sea el estado de salud general de esa persona la gripe puede tener consecuencias más o menos graves."
Complicaciones
Los ingresos hospitalarios son escasos. "Apenas en el 1 por ciento de los casos graves de gripe se necesita internar al paciente, que por lo general es un niño o una persona mayor de 65 años", explica el doctor Pérez Rodríguez. Sin embargo, ese reducido porcentaje no debe llamar a engaño, ya que esta infección, cuando se manifiesta con intensidad, puede tener consecuencias extremadamente serias.
Según las cifras aportadas por este médico, "las muertes por un cuadro severo de gripe ocurren en el 1-2 por ciento de los niños y en el 10-15 por ciento de los mayores de 65 años, debiéndose el incremento de riesgo entre la población anciana, fundamentalmente, al hecho de que el virus contribuye a mermar las defensas del organismo y le hace así más vulnerable ante padecimientos crónicos como puedan ser trastornos respiratorios, cardíacos, diabetes, etc. También, aunque en mucha menor medida, este mayor índice de mortalidad guarda relación con el confinamiento de esta población en residencias".
Esta es la razón de que los expertos recomiendan vacunarse al principio de cada otoño a los mayores de 65 años, a las personas que trabajan en instalaciones cerradas o padezcan afecciones respiratorias crónicas -como asma o bronquitis- u otras enfermedades igualmente crónicas, como la diabetes, así como, más en general, a todos los individuos que tengan bajas las defensas.
Difícil de erradicar
El ser humano convive con el virus de la gripe desde tiempos inmemoriales, y no hay signos prometedores de que esta alianza, mal llevada por nuestra parte, tenga pronto un final. La causa de que esto sea así no es otra que la extraordinaria variabilidad de los tres tipos del virus -A, B y C- descritas hasta ahora. "El virus no tiene una foto fija, por lo que los anticuerpos que se generan en el organismo con la inmunización sólo sirven, y parcialmente, en cada temporada. En esas condiciones -concluye el citado especialista de la SEPAR- es muy improbable que a medio plazo podamos encontrar partes estables del virus que permitan la producción de anticuerpos universales para combatirlo".
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