El director de Relaciones con la Administración de Vodafone, Miguel Udaondo, se refirió ayer a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación como elemento clave para conseguir la inclusión de colectivos como las personas con discapacidad y, en especial, los mayores.
Ese es, precisamente, uno de los papeles fundamentales que deben desempeñar las empresas del sector, con la creación de diseños y productos específicos que permitan la accesibilidad de estos usuarios.
Durante su participación en una de las mesas redondas celebradas ayer en el marco del 'Foro Soria 21', que se celebra desde el lunes en esta ciudad por séptimo año consecutivo, sobre Población y Desarrollo Sostenible, Udaondo insistió en la idea de que la eliminación de barreras paras estos colectivos "va más allá de las arquitectónicas" y pasa por trabajar en las TIC para que tampoco en este sector se encuentren obstáculos, más si se tiene en cuenta que el problema de la dependencia y el envejecimiento de la población es cada vez mayor y más acuciante.
"La discapacidad, y sobre todo la dependencia, es cuestión de tiempo", señaló Udaondo, que recordó que todas las personas -y las empresas las forman las personas-debe ser consciente de que "tarde o temprano seremos nosotros los que necesitaremos ayuda". La 'clave' es que estos colectivos no se sientan excluidos de productos y servicios y conozcan las nuevas tecnologías.
Para ello Vodafone, por ejemplo, imparte de forma gratuita cursos de formación para aprender a usar algo tan sencillo para otras personas como los teléfonos móviles. El principal trabajo para la compañía en materia de accesibilidad es, según Udaondo, "estudiar las nuevas necesidades de la población y trabajar conjuntamente para responder a ellas".
NECESIDAD DE POLITICAS SOCIALES
Por su parte, el investigador y científico del Instituto de Economía y Geografia del CSIC, Antonio Abellán reclamó en esta mesa redonda la necesidad de políticas sociales que aborden el tema de la dependencia y la discapacidad, especialmente a la vista de la longevidad de la población, cuya esperanza de vida es cada vez más alta. "Hay que definir el modelo de políticas relacionas con la dependencia", dijo, señalando que no coincide en la idea de dejar esta labor en manos privadas, porque muchas personas que necesitan atención de este tipo no pueden permitírsela económicamente.
Así, la familia absorbe ahora el 80% del trabajo que genera el cuidado de las personas dependientes, y "decir 'familia' es una forma eufemística de decir 'mujeres', porque en realidad son ellas las se dedican realmente a estas labores", algo que ya se han convertido en un problema de conciliación laboral-personal o más bien familiar debido a su integración en el mercado de trabajo.
A esta labor se une el cuidado de hijos aún no emancipados y la presión laboral a la que se ven sometidas, un modelo que el experto consideró "no viable". También señaló la necesidad de definir si la discapacidad y la dependencia están en el ámbito médico o social, "porque tienen un origen y un tratamiento médico, pero en realidad sus soluciones tienen que venir del ámbito social", agregó.
Para ello, hay que evitar tres desigualdades, según Abellán: las sexuales (que no sean las mujeres las únicas que cuiden de estas personas), las territoriales (que no sólo las CCAA que más medios económicos tengan apoyen más decididamente a estas personas y a sus familias) y las relacionas con la falta de medios para las familias que atienden a estas personas, precisamente porque las ayudas se centran en los hogares solitarios y no en los núcleos familiares en los que viven o se cuida a estos colectivos.
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