La implantación de las nuevas tecnologías en las empresas supone una ventaja competitiva, que permitirá a los profesionales realizar su trabajo desde cualquier lugar en que se encuentren, pero entraña el peligro de que los trabajadores no desconecten del trabajo, lo que dificulta su descanso, además de provocar aislamiento y la imposibilidad de trabajar en grupo, en opinión de Patricia Aragón, responsable de Proyectos de Concilia Vida Laboral y Familiar, una iniciativa para ofrecer a las empresas españolas programas y servicios específicos para la conciliación y la igualdad.
En opinión de Aragón, "la necesidad de conciliar la vida personal, laboral y familiar supone un reto para la empresa cada vez más consciente del valor del capital humano disponible y del valor de la diversidad en los recursos humanos". "En este ámbito, las nuevas tecnologías juegan un papel fundamental, que permite flexibilizar el entorno de trabajo y supone una transformación interna de las organizaciones y la adopción de nuevos modelos de trabajo en interacción", afirmó.
Para Patricia Aragón, "otro de los posibles problemas es el aislamiento y la imposibilidad de implantación de las oficinas virtuales y las redes de empresa que permitan la comunicación instantánea entre sus miembros".
La nueva forma de trabajo "permite a los profesionales una mayor optimización de su tiempo, evitando el trabajo innecesario así como una distribución equilibrada de trabajo entre los y las empleadas", consideró la responsable de Proyectos de Concilia.
Patricia Aragón recordó que los países nórdicos son los más avanzados en el desarrollo de modelos flexibles de trabajo, así como que "el 16 por ciento de los profesionales utiliza ya el teletrabajo".
Para Aragón, las pymes son las que más dificultades tienen en la implantación de nuevas políticas, pero presentan la ventaja de que "la cercanía entre directivos y trabajadores facilita el conocimiento interpersonal y la aplicación de medidas de conciliación". La experta señaló que las microempresas (hasta nueve trabajadores) constituyen el 93,93 por ciento del tejido empresarial en España, mientras que las pequeñas empresas (de 10 a 49 trabajadores), forman el 5,17 por ciento.
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