25 de noviembre de 2024
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Guardias urbanos barceloneses han recibido tratamiento psiquiátrico a través de un programa médico propio

Guardias urbanos barceloneses han recibido tratamiento psiquiátrico a través de un programa médico propio

Un total de 203 agentes de la Guardia Urbana de Barcelona han recibido tratamiento psiquiátrico y apoyo psicológico desde que hace cinco años nació el Plan Integral de Atención al Guardia Urbano Enfermo (PAIGUM), que pretende ayudar a afrontar los trastornos psicológicos que pueden afectar a los policías, debido a su actividad.

El programa, dirigido por el doctor Juan Ignacio Paso, que se inspiró en un proyecto similar impulsado por el Colegio de Médicos de Barcelona, está dirigido a tratar no sólo las adicciones que puedan sufrir los urbanos, como alcoholismo y consumo de drogas, sino también otro tipo de trastornos, como insomnio, ansiedad o depresión.

En ocasiones, los agentes 'deben enfrontarse con episodios especialmente fuertes en el trabajo, como accidentes de tráfico brutales' o 'ciertas situaciones de peligro', lo que 'puede precipitar una situación de ansiedad o insomnio', aseguró el portavoz de la Guardia Urbana, Carles Reyner.

A los agentes de la Guardia Urbana que reciben tratamiento a través de este programa, que es voluntario, se les garantiza total confidencialidad, según Reyner. Los pacientes cuentan con el apoyo de un equipo de médicos del Servicio de Psiquiatría del Hospital del Mar de Barcelona.

Igualmente, el programa, que hace poco menos de un año se ha empezado a implantar entre el cuerpo de Bomberos de Barcelona, ofrece apoyo a la familia del guardia urbano afectado, ya que un problema psiquiátrico, como depresión, ansiedad y alcoholismo, afecta a todo el entorno.

De los 203 urbanos que participaron en el plan, a 14 se les detectó problemas de adicción con el alcohol. De hecho, tras recibir un tratamiento psicológico y psiquiátrico, estos agentes, la mayoría de baja laboral, pudieron reducir de forma considerable la cantidad de bebida que ingerían, señaló el doctor Paso.

Un estudio realizado entre todos los agentes tratados a través de este programa señala que el nivel del enzima hepático GGT, uno de los valores que sirven para alertar sobre el consumo de alcohol, aunque también para otros trastornos, como la obstrucción biliar, se ha reducido entre los pacientes.

En 2003, se detectó que el 7,16 por ciento de los urbanos que se sometieron al programa médico presentaban niveles elevados de este enzima, mientras que a un 2,18 por ciento de los urbanos se les diagnosticó que duplicaban el nivel habitual.

Pasados dos años de implantación del programa de salud, estos porcentajes se redujeron. Así, en 2005, el 6,49 por ciento de urbanos tratados tenían niveles de GGT superiores a los normales y sólo el 1,45 por ciento llegaba a duplicarlo.

'Cuando se deteriora la salud mental, por efecto del trabajo, entre otros factores, el cuerpo puede escoger varias vías de escape: hay urbanos que cogen depresiones, otros empiezan a consumir drogas o alcohol y algunos simplemente tienen problemas para dormir y sufren estrés', según Pasos.

Según este especialista, 'los urbanos a quienes se les detectó problemas con el alcohol no consumían durante su jornada laboral', algo que tienen totalmente prohibido, 'pero sí que lo que lo hacían al salir del trabajo'. 'A veces, sólo son pequeñas cantidades, pero dependen de ello', apuntó.

A dos de los 14 guardias urbanos adictos al alcohol se les dio la baja laboral tras detectarles este problema a través de dicho programa, mientras que del resto, la mayoría ya habían recibido la baja médica antes de iniciar su tratamiento para frenar su problema con la bebida, explicó Paso.

De los 199 urbanos atendidos por este programa hasta el pasado mes de octubre, 88 ya se han recuperado totalmente de sus dolencias y han vuelto otra vez al trabajo, en seis casos se han modificado sus condiciones laborales, con un cambio de horario o de destino, y 29 realizan trabajos de oficina.

De los otros 76 atendidos, 29 obtuvieron la incapacidad permanente por problemas psiquiátricos, 13 abandonaron el tratamiento y seis cogieron excedencia, mientras que el resto no cumplían los criterios para entrar en el programa o bien fueron tratados por su mutua o especialista.

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