Los datos no dejan dudas: la simulación y el intento de fraude a la Administración y a las empresas o, al menos, la confusión de una enfermedad con la incapacidad para trabajar, es muy frecuente.
Así, de las bajas que el año pasado revisaron los inspectores de la Junta en Córdoba después de que el médico de cabecera las concediera inicialmente (15.800), el 41 por ciento (6.300) fueron rechazadas y se dio la orden de que a esos asegurados se les diera el alta médica. En otras palabras: cuatro de cada diez personas que habían pedido la incapacidad laboral temporal -y a quienes su médico de cabecera se las había otorgado- no tenían motivo para ello.
Por contra, los especialistas de la Administración autonómica ratificaron el 59 por ciento restante de las incapacidades temporales (IT), de las que unas 2.500 fueron remitidas al Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) porque los técnicos de la Delegación de Salud de la Junta propusieron que sus expedientes pasaran a ser permanentes.
En el 60 por ciento de los casos, la resolución del INSS sí fue favorable a los intereses de los enfermos y se concedió la incapacidad total, de manera que en la provincia consiguieron la baja permanente durante el ejercicio pasado alrededor de 1.400 personas.
Pero, ¿cuál es el perfil del solicitante de una baja laboral por enfermedad en Córdoba? La información facilitada a ABC por Salud deja claro que la media de edad es de 40 años, tanto en hombres como en mujeres, y que los trabajadores pertenecientes al régimen general son los que más se acogen a esta prestación social.
Hay, empero, un gran porcentaje de beneficiarios de la IT que están empleados en el sector agrario, y que es superior al del resto de las provincias de la región.
No hay grandes diferencias entre sexos en el número de incapacidades temporales pedidas, pero sí entre las ciudades y el medio rural, donde son más frecuentes y más largos los procesos de IT. «Esto se debe, fundamentalmente, a la prevalencia de las enfermedades músculo-esqueléticas y a los accidentes y lesiones», indicaron fuentes de la Junta.
En las capitales, sin embargo, «predominan las enfermedades respiratorias e infecciosas». En este sentido hay que destacar que el mayor porcentaje de bajas se produce -en ambos términos- a cuenta de patologías comunes.
Cada vez más autónomos
De otro lado, la única disparidad significativa entre hombres y mujeres en relación con las bajas tiene que ver con el tipo de enfermedades que las causan, de manera que entre el sexo femenino son más usuales las solicitudes de incapacidades temporales por «trastornos en la esfera psíquica» (como la depresión y la ansiedad) y en el sistema músculo esquelético. Los hombres son más propensos a los accidentes y lesiones y a las patologías del aparato digestivo.
Entre las tendencias de la IT que se perciben en los datos correspondientes al año pasado destaca «el aumento significativo de la bajas por enfermedad, tanto en su número como en su duración, entre los trabajadores autónomos».
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