El 27% de los alumnos que han terminado sus estudios se declaran insatisfechos con la formación que han recibido según un estudio de Universia y Accenture
Pero son precisamente esas habilidades el elemento clave a la hora de seleccionar a un candidato, por delante de la formación 'teórica' (expediente académico, máster, cursos adicionales, una segunda carrerea o tener el doctorado), según las conclusiones del estudio 'Las competencias profesionales en los titulados. Contraste y diálogo Universidad-Empresa', realizado conjuntamente por Universia -integrada por universidades de España y otros países iberoamericanos- y la consultora Accenture.
Las competencias más valoradas por las empresas en un titulado universitario a la hora de cubrir un puesto de trabajo son la motivación y la capacidad de integrarse en el equipo (es decir, capacidad de adaptación a nuevas situaciones, saber relacionarse con otros, y preocupación por la calidad y por hacer las cosas bien), por encima de capacidades más instrumentales como el manejo del ordenador o el conocimiento de otros idiomas; y de otras más sofisticadas, como la capacidad de negociación, la autonomía para tomar decisiones o el liderazgo, porque entienden que estas últimas pueden ser desarrolladas en el futuro dentro de la propia empresa.
Sin embargo, conocer otros idiomas, la capacidad de adaptación y la iniciativa, son elementos diferenciadores que ofrecen importantes oportunidades en el proceso de selección.
Los empresarios creen que los recién titulados están bien o muy bien preparados en informática, motivación y capacidad de relacionarse con otros. No tanto en liderazgo, autonomía, trabajar bajo presión o capacidad de negociación. También creen que deja bastante que desear en el conocimiento de idiomas.
Y para las empresas, el desarrollo de las competencias profesionales es responsabilidad del sistema educativo (de la universidad y previo), y ellas solamente asumen esa responsabilidad en habilidades como la capacidad de trabajar bajo presión o de liderazgo.
Poco satisfechos
En cambio, si se pregunta a los propios titulados, el porcentaje de los que están satisfechos con la formación que han recibido en la universidad desciende al 50%, y el de insatisfechos alcanza el 27%.
Con independencia de la rama de enseñanzas cursada, cuatro de cada cinco creen que encontrar un trabajo que les satisfaga es difícil o muy difícil. Asimismo, el 51% cree difícil integrarse en el mercado laboral y el 32%, muy difícil.
Los titulados universitarios consideran que las competencias más importantes en su trabajo son la preocupación por la calidad, saber organizar y planificar, relacionarse con los otros, y trabajar bajo presión. Desde su punto de vista, el dominio de una segunda lengua es la competencia en la que están peor preparados y la menos importante en su trabajo.
También creen que lo que más les ha ayudado a encontrar un empleo son, por este orden, las habilidades personales y profesionales, el éxito en la entrevista de trabajo, la experiencia profesional anterior, la informática, los idiomas, los cursos adicionales, el diseño de su currículo, las prácticas en empresa y las referencias de amigos o familiares.
En último lugar aparecen tener doctorado, segunda carrera, máster y expediente académico brillante.
Un elevado porcentaje (más del 65%) cree que la universidad debería haberles ayudado a desarrollar las siguientes competencias y no lo ha hecho: segunda lengua, liderazgo, iniciativa y espíritu emprendedor, y capacidad de negociación. Pero su autoestima es alta: salvo en capacidad de organización y planificación, consideran que su perfil cumple, e incluso supera, las exigencias del mercado.
El estudio también ha querido conocer la opinión de los docentes, y en sus conclusiones señala que para ellos las competencias profesionales también son el elemento clave en la empleabilidad de los titulados.
En especial las actitudinales (motivación, adaptabilidad, preocupación por la calidad) y la expresión lingüística.
Pero reconocen que el nivel de desarrollo de esas competencias es muy inferior a la importancia que se les otorga. Asimismo, los responsables de las universidades están satisfechos con el nivel de formación que ofrecen.
Y la universidad acepta jugar un papel de agente principal en la formación de buena parte de las competencias analizadas.
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