El estrés es una de las principales preocupaciones para las empresas locales. Luego de la reactivación, el nivel de exigencia creció y la mayoría de los planteles sufrieron las consecuencias. En muchos casos se incrementó el ausentismo y aumentaron las licencias por enfermedades psicosomáticas
fin de la crisis y el cambio de modelo productivo trajo para las empresas locales que lograron sobrevivir nuevos desafíos y una serie de oportunidades asociadas al crecimiento general de la economía y la mejora en la competitividad.
En un contexto empresarial marcado por la búsqueda de mayor productividad y profesionalización para aprovechar las oportunidades que brinda el mercado, los tiempos de los negocios se acortaron y las presiones se volvieron cada vez más fuertes.
El nuevo escenario, trajo aparejado un conflicto inédito para la mayoría de las compañías: el estrés. La sensación va de la mano de la incertidumbre, como uno de los principales factores estresantes a todos los niveles de la organización.
Los planteles y las organizaciones en su totalidad, sufren en la actualidad la necesidad de adaptarse a condiciones nuevas, con mayores posibilidades de crecimiento, pero también con renovadas exigencias.
Quemados
En este contexto, la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés (SAMES) realizó un estudio entre 500 empleados de grandes empresas y Pyme y constató que más del 30% de los evaluados presentaban síntomas de burn-out -en castellano, “estar quemado”-, una de las formas en las que se manifiesta el estrés crónico.
De acuerdo con la investigación de la SAMES, un tercio de los empleados sometidos al Test de Maslach -la evaluación cognitiva más frecuente para evaluar la presión que sufren los empleados en el trabajo-, tuvo un resultado positivo.
Es decir que uno de cada tres empleados padece el síndrome de burn-out. El trastorno se caracteriza por la aparición de uno o más los siguientes síntomas:
• Despersonalización: se desliga el interés personal de la actividad laboral. Las cuestiones profesionales importan cada vez menos, baja el nivel de responsabilidad y la sensación de orgullo por lo que se hace
• Disminución de la iniciativa: pérdida de la capacidad para tomar decisiones y resolver conflictos.
• Desensibilización emocional: sensación de desgano y falta de energía. Los profesionales se sienten “emocionalmente exhaustos”.
Daniel López Rosetti, presidente de la SAMES, señaló que el Test de Maslach consiste en "un cuestionario que busca encontrar alguna de las tres variables para determinar el grado de estrés crónico de la persona".
Consecuencias
Las manifestaciones psicológicas del estrés son las primeras en aparecer y marcan el inicio de un proceso que puede tener graves consecuencias físicas.
Para López Rosetti, "el cuerpo y la mente están preparados para el estrés agudo, pero no para el estrés crónico, sostenido en el tiempo".
López Rosetti confirmó que, de acuerdo con los comentarios de los empresarios consultados, en muchos casos el problema que se traduce en mayores porcentajes de ausentismo, aumento de las licencias por enfermedad y reducción de los índices de productividad.
Entre las primeras manifestaciones de estrés, López Rosetti recomienda "estar atentos" a la aparición de ciertas características de ánimo:
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Perdida de la sensación del control
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Disminución de la capacidad de concentración y luego de memoria
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Alteraciones del sueño
El presidente de la SAMES explicó que, en caso de no atender a esas primeras sensaciones, los síntomas psicológicos pueden "dar paso a los de orden fisico".
Entre los trastornos psicosomáticos derivados del estrés se destacan la inmunodepresión (baja de las defensas naturales dle organismo), hipertensión, trastornos digestivos y cardiovasculares.
Epidemia
La Organización Mundial de Salud (OMS) define al estrés laboral como "una epidemia mundial". Bajo este paradigma, el organismo internacional elaboró un informe destinado a empleadores, directivos y representantes sindicales en el cual se enumeran las principales estrategias para la organización del trabajo y la reducción del estrés.
El estudio realizado por el organismo internacional propone apuntar a la evaluación y la gestión del estrés como parte de los "riesgos laborales" y señala su fuerte incidencia en el crecimiento del ausentismo y la rotación.
En nuestro país, sin embargo, la mayoría de los trastornos derivados del estrés no se encuentran contempladas dentro de los listados oficiales de enfermedades profesionales
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